martes, 10 de septiembre de 2013

Parte 3: Observador sentimental ( entendimiento requisitorio )

Esos momentos en los que uno, percibe, que tiene que retener la situación para observar con serenidad y mucha lentitud el pasar de las cosas. Ese tipo de coyuntura, pasa, siempre por algún argumento, por más pequeño y trivial que este sea, solo queda dejarte llevar por aquello que es natural y más que ineludible para nosotros. Recibe, analiza, comprende, entiende, expresa, llega a una conclusión, y se rige a lo que salga. A continuación una anécdota que sirva didáctica-mente hablando, a quien le llegue a interesar.
Me senté junto a los libros desgastados de mi viejo librero, agarre uno recordando situaciones en los que el contexto era hermoso y lo único que me importaba era el hecho de estar feliz, tranquilo conmigo mismo, derrochar humildad, conseguir la paz, mediante un simple equilibrio, relativo a lo dual. Pasado esto, cogí la laptop y empecé a leer conversaciones, deprisa mi pesar se hizo presente en lo que dije, en lo que pensé cuando lo decía, en lo estúpido que fue no analizar antes, cuando mi coherencia y el buen raciocinio me habían abandonado, cuando simplemente fui con la corriente y la deje llevarme; lección aprendida empíricamente, endulza tus palabras, no sabes cuándo te las volverás a regurgitar tú mismo; habido ya finalizado esto, abrí otra web, buscando la eterna necesidad comunicativa regida por la sociedad (para variar); al instante noté que, la red, por no mencionar cuenta personal y discreta, de un amigo se encontraba abierta, no sé atribuir una lógica explicación a lo siguiente, llamarlo curiosidad me tranquilizará por ahora; pero a propósito me enfrasque en buscar y querer saber, como aquel tipo había podido conseguir una relación (del índole afectiva obviamente) de la cual me había ya hablado bastante, al punto de hartarme y hostigarme con el tema, mi intriga era clara, porque ésta era tan estable y duradera? Todo aquello que el adolescente alborotado por las hormonas, por su esponjosa personalidad, por su desesperada averiguación, de encontrar alguna persona aparte de su familia, que apoye, ayude, aconseje, comprenda, y prediga su personalidad y temperamento en su alejado y solitario campo a donde este mismo se abre paso, queriendo saber que deparara en su no muy lejano futuro, además claro de satisfacer el hecho de poseer a alguien de tu sexo opuesto (no generalizo, también se da el caso análogo), acaso todos esos requisitos, que para mí eran primarios y hasta vastos, los habría encontrado en su pareja? ¿Y de ser así, como hizo a una edad tan joven para atinar correctamente? Continué, leí, leí, leí todo aquello que se decían, leí queriendo aprender todo eso que sentían, leí, queriendo estar en su lugar, para recibir el afecto y el solo cognitivo que ellos sentían, leí, para detallar en que momento yo fracasé, y no pude lograr lo que ello
s habían logrado; Y centrado en un punto, lo entendí, entendí que era uno propio, no eran ellos ni la intensidad con la que interactúan; palabras van y vienen, hechos quedan, y de uno mismo depende si se va a convertir en un hermoso recuerdo, o en un pésimo olvido, ellos caen como todos, pero saben que es recíproco el desafío de superarlo, de su entendimiento no escapa que algún día tendrá que acabar, ya que son jóvenes, la ilusión es numerosa y la vida larga, sin embargo mientras coexistan en este presente felices el uno para el otro, es amor infinito, entienden no poder vivir de sueños, pero jamás se limitan a fantasear los nombres de sus hijos, miedo a que alguien pueda separarlos? Jamás. Solo temor a que ellos puedan decidir hacerlo.

Fue es y será la última vez que intente averiguar cómo relacionarse humanitaria mente  Una vez más que hago yo, hablando sobre amor. Veamos de qué se trata, en fin y al cabo todos somos mortales y poseemos un fin.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Autocrítica

Cómica, se le podría llamar a la forma en lo que la sociedad  trata de encerrar la banalidad de las personas al crearse un prejuicio necesario, servido para camuflar sus esperanzas, creencias, en objetos o seres cognitivos, o en lo más duradero, pero cambiante, una simple ilusión.
Considérese una idiosincrasia propia, el querer buscar un culpable a esta aferración, pero como ya lo repetí antiguas veces, también estoy dentro de este especie a la que llaman humanidad, con todas sus defectos  y virtudes, me parece, no término equivocado, me disgusta el anhelar razonar que nuestra enseñanza básica desde que empezamos a convivir en brigadas, o del alguna otra forma cooperativa, es adoctrinar a todo ente que pertenezca al grupo,  que es un dispar, alguien distinto, desemejante, apoyándose en los argumentos de rebeldía que podríamos tener con las reglas, y que naturalmente se encuentra en nuestro funcionamiento neuronal, lo que conocen ellos,  y lo que quieren conceptualizar como único, se puede apreciar aun siendo un tipo de organismo algo disfuncional que es encubrimiento la aseveración de nuestro propia ideología, sin embargo continuamos con nuestras peripecias, disyuntivamente, siempre auto argumentándonos que nuestra decisión es correcta, y si en caso no fuera así, es algo imaginativo o inmoral; una extrañeza, una vez más inventada propiamente por nuestra mente en base a la usanza.

No diré haber descubierto esto pero lo repetiré querido lector, para que vuelva a descubrir lo que dentro de sí, ya sabía: Creé en lo que quiere creer, da la razón a lo que piensa coherente, decide, por normas puestas por usted mismo, siente, lo que desea sentir. Llámalo idiotez, incluso podrías echarle la culpa a una incógnita cosmológica, como desee usted, al final eres tú y nadie más.